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jueves, 24 de mayo de 2012

Tarta cubierta de Crema (Mi Tarta de Cumpleaños)




Aquí os muestro la Tarta de mi vigésimo cuarto cumpleaños. Y como no podía ser de otra manera, yo quería encargarme de ella, y poner todo de mi parte para que saliera perfecta.
Pero cuando se trabaja con una tarta de estas dimensiones, hay que tener en cuenta muchos factores, como por ejemplo el bizcocho, que quede esponjosito pero a la vez firme para que no se venga abajo; el relleno, no echar mucho porque si no se puede escurrir por los lados; calcular bien la crema que se necesita para cubrir toda la tarta, porque si lo hacemos de un color determinado, si se nos termina, puede que la nueva que hagamos no salga del mismo color. Por eso, siempre es mejor que sobre. 
Al principio, mi idea de la tarta es que fuera toda blanca, porque ya había visto muchas así y la verdad es que quedan preciosas. Pero ya sobre la marcha pensé que también estaría bien darle un poco de color, así que teñí un poco de crema con colorante rojo en gel. Siempre lo echo poco a poco y voy añadiendo más si lo va necesitando. Eché muy poca cantidad de colorante y salió un color coral muy bonito, no quise echar más, así que ya tenía las dos cremas listas para cubrir mi tarta.
El bizcocho era de vainilla, teñido con colorante rojo, a este tipo de tartas se les llama Red Velvet Cake o Tarta Terciopelo Rojo. 
Como anteriormente ya había probado hacer rosas de crema y que la experiencia, ya al final, fue satisfactoria, pensé en poner varias rosas para adornar la tarta. La distribución no la tenía muy clara, la primera idea era ponerlas desde arriba en forma de cascada, pero claro, quién se arriesgaba a poner unas encima de otras para que en vez de cascada pareciera eso un volcán en erupción...yo no, ya estaba escarmentada de otras veces, así que fui a lo seguro. 
Con una manga pastelera fui decorando toda la tarta poco a poco, con mucha paciencia y con una delicadeza extrema, porque sabía que a la mínima, se me podía ir todo al garete. 
Cuando por fin ya estaba toda cubierta, coloqué todas las rosas arriba, simulando un ramo de flores. Con una boquilla especial, fui haciendo hojas entre las flores para que pareciera aún más real. 
Una vez terminada no podía dejar de mirarla, era espectacular...
Pero lo divertido venía después. Yo celebraba mi cumpleaños al día siguiente con los amigos en mi campo y tenía que llevar la tarta en coche desde mi casa hasta allí. Fui todo el camino con la tarta en los brazos a pulso, si la apoyaba en mis piernas se movía muchísimo, así que la tenía que levantar de nuevo para que no se deteriorara. ¡Cómo pesaba!...el camino se me hizo eterno. Mi padre era el que conducía, y al pobre no le dejaba ni respirar, que si cuidado con las curvas, que no frenes tan fuerte que me voy a comer la tarta, que tengas cuidado con los badenes de la avenida...y eso era todavía en el pueblo, cuando entramos por las callejas que van a mi campo ya no os quiero ni contar...una odisea. No veía la hora de llegar y poner la tarta encima de la mesa y de ahí no moverla para nada. Por fin llegamos, la tarta había llegado sana y salva, pero tuve agujetas en los brazos durante tres días. 
No sólo me encargué de la tarta, sino también de la decoración de la habitación. La mesa quedó monísima: platos y vasos rojos, servilletas rojas, cubiertos negros, pajitas negras, adornos en las pajitas a juego, mantel floral...todo muy bien conjuntado.
Pero lo mejor sin duda era la Tarta...¿ O no? XD


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