La tarta de queso es uno de los postres más sencillos de elaborar. Se pueden clasificar en dos tipos de tarta, las que se cuecen en el horno (con queso, huevos, azúcar y algo de harina) y las que no necesitan cocción por llevar gelatina o cuajada, y una base de masa quebrada o galletas.
Pues bien, yo elegí la primera opción (más que nada porque en ese momento no tenía ni gelatina ni cuajada). La ventaja de las tartas de queso, es que la puedes combinar con varios sabores, como gelatina de limón, mermelada de fresa, de arándanos, etc.
Esta vez, yo elegí mermelada de frambuesa, pero no en mucha cantidad, eché una cucharadita en el centro, simplemente para dar un poco de sabor. Si se echa mucha cantidad te arriesgas a que solo sepa a frambuesa, y lo que nos interesa verdaderamente es que destaque el sabor del queso.
Y eso es todo, aquí tenéis un postre muy fácil de hacer. Y muy rápido en comer...
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